Que Dios nos ayude a cada uno de nosotros, los pastores y los ancianos, a dar un buen testimonio diario al rebaño numeroso y variado del Señor.
Algo impresionante en estos capítulos es la variedad de la gente a que Timoteo pastorea. Incluye a ancianos y a jóvenes, a padres y a madres, a jovencitas y a viudas. Hay pobres y ricos, gente que finge la necesidad y gente que de veras la sufren. Trabaja entre gente responsable en criar a sus hijos y gente que no. Pastorea a esclavos y a amos. ¿Y su responsabilidad entre tantos? El amarlos, claro; y ser ejemplo en la fe a todos por enseñarles la palabra del Señor y vivir en pureza, de acuerdo con lo que enseña: Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo (1 Timoteo 6:13-14).
Que Dios nos ayude a cada uno de nosotros, los pastores y los ancianos, a dar un buen testimonio diario al rebaño numeroso y variado del Señor.
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Pablo nos dice claramente su propósito en escribir la primera carta a Timoteo: Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:14-15).
Por eso vemos que mientras Timoteo sirve como pastor de la iglesia en Éfeso, éstas son algunas de sus tareas principales: 1) proteger la verdad del evangelio de los que desean corromperlo por insistir en la obediencia a la ley como el camino a la salvación (1 Timoteo 1:3-11, 18-20); 2) animar a todos y especialmente a los hombres a la oración, y que oren que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:1-8); 3) y escoger a ancianos y diáconos que den evidencia de su fe en el evangelio en su diario vivir para que dirijan a la iglesia (1 Timoteo 3:1-3). ¿Se acuerda de cuando vimos estas tareas en Hechos 6? En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra (Hechos 6:1-4). Ahora Pablo le comunica a Timoteo las mismas prioridades: Enfoca en la enseñanza de la palabra y en la oración, y levanta a los ancianos y a los diáconos llenos del Espíritu Santo para apoyar y también encargarse de las responsabilidades del ministerio. En 2000 años, no se han cambiado las responsabilidades principales del pastor de una iglesia: enseña la palabra, ora y prepara a los ancianos y los diáconos para que se encarguen de los ministerios de la iglesia, para que la iglesia del Dios viviente cumpla su propósito de ser columna y baluarte de la verdad. Que nuestro Señor Jesucristo sea glorificado mientras le servimos con fidelidad en las tareas que nos ha encargado. |
AutorRev. Ken Kytle, pastor de la Iglesia bautista La fe en Cristo cerca de Atlanta, Georgia, EEUU. Archivos
Abril 2014
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